La contratación de jóvenes universitarios en las empresas atrae talento innovador, creativo y con energía. No obstante, muchas empresas han tomado los programas de prácticas profesionales como una fuente de mano de obra barata y solución temporal para reducir sus costos.
Hay que empezar por definir lo que es un becario. Por lo general se trata de un estudiante que ya cubrió la primera mitad de una carrera universitaria, debido a lo cual se le contrata por turnos de 4 a 6 horas diarias, sea por la mañana o por la tarde, para no interferir con sus estudios.
En cuanto a si conviene o no contratarlos aquí van pros y otros contras a considerar:
- Para la mayoría de ellos las prácticas profesionales representan su primer trabajo, de modo que son inexpertos, pero tienen deseos de aprender y una actitud positiva que se verá reflejada en su desempeño. Todo eso contribuye al ambiente laboral.
- Las grandes empresas que deciden contratar becarios lo hacen porque los jóvenes son como esponjas y se adoptan a la cultura organizacional rápidamente, lo que permite a las empresas reclutar personal nuevo sin invertir tanto, y capacitarlo conforme a sus necesidades.
- En lugar de recurrir a headhunters, lo cual implica un enorme gasto y ofrecer un salario elevado, se puede contratar a personal no especializado y, sobre la marcha, especializarlo, ahorrando así el costo y el tiempo que conlleva un proceso de capacitación regular.
- Como a los jóvenes les interesa desarrollarse en su carrera y llegan con una perspectiva diferente de las cosas, sugieren nuevas ideas y fomentan un ambiente cordial con sus compañeros de trabajo.
- Una vez que se incorporan a una empresa para realizar prácticas profesionales, los jóvenes colaboradores son como diamantes en bruto, y precisamente por su potencial es que muchas empresas terminan por contratarlos y hasta promoverlos a puestos importantes.
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